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lunes, 4 de agosto de 2008

México y Texas

México y Texas

Como respuesta a una duda planteada por un lector del blog, intentaré explicar la problemática que existe con las grafías y la pronunciación de estos dos topónimos.

Ambos topónimos se escriben con la grafía "x" y sin embargo se pronuncian con el fonema /x/ que equivale a nuestra actual grafía "j".

La explicación de este fenómeno es muy sencilla. Antes del siglo XVI en el español peninsular, y el que se llevó a América, utilizaba la grafía "x" para representar un sonido fricativo velar sordo.

Cualquiera que haya leído el Poema del Mio Cid se habrá dado cuenta de lo complicado que es entender algo porque está en "castellano antiguo" y por eso se hacen ediciones modernizadas (que son las que te lees en el instituto) o con los dos tipos de texto. El español que se hablaba en el siglo XIII no es el mismo que el que se hablaba en el XIV eso está claro, pero el verso 49 del Poema del Mío Cid nos puede dar una idea del problema de las grafías "x" y "j": «Esto la niña dixo y tornos pora su casa». Ese "dixo" realmente se pronunciaba como nuestro "dijo" pero es que por ese entonces la letra "j" no existía. No debemos olvidar que fue Alfonso X el Sabio el primero que hizo una "norma" (por llamarlo de alguna manera) de la lengua española y, aunque fue un éxito y ayudó notablemente a los traductores, era todavía precaria.

Bueno, pues en este caso, coincide que la misma pronunciación de la letra "x" que tenía en el Poema del Mío Cid fue la que se llevó a América.

En el siglo XVI, con la gramática de Nebrija entre otros hitos lingüísticos, hubo una reforma más profunda de la ortografía: «que assí tenemos de escrevir como pronunciamos, e pronunciar como escrivimos; porque en otra manera en vano fueron halladas las letras». Sin embargo deja una puerta abierta al criterio etimológico al afirmar que «quandoen el romance ay alguna diferencia y dubda en mudar la sentencia o el significado del vocablo, entonces es bien conformarse con el latín, silo sabe o entiende el que lo lee».

Podemos pensar como cambio de esta reforma el hecho de que hasta el siglo XVI la "b" y la "v" se diferenciaban ya que la primera era bilabial oclusiva sonora y la segunda labiodental fricativa sonora.

Pues lo que pasó en los estados colonizados de América fue que como repulsa al imperialismo español y seña distintiva (o sea, lo que pasa con el nacionalismo ahora) cuando en España se hizo el cambio de grafía/fonema ("x" = /ks/ "j" = /x/), en América se negaron a hacerlo y los topónimos quedaron con la misma pronunciación pero con la grafía antigua.

Por eso se deben escribir con "x" pero pronunciar como si fuera "j", puesto que ese es su origen y así lo eligieron ellos.

Espero que haya quedado más o menos claro y si algo no es correcto, por favor decídmelo, así es como me lo explicaron a mí en la carrera, pero también hay que decir que me costó mucho aprobar Historia de la Lengua.

viernes, 1 de agosto de 2008

Cocaína

Coca y cocaína

La primera referencia europea a la actual Erythroxyllum coca se halla en la obra De orbe novo decades (1530), de Pedro Mártir de Anglería, que no la llama coca, sino hai, como hacían los indios caribes; de hecho, todavía hoy en Colombia y Venezuela siguen llamando ‘hayo’ a la coca.

Dado que a mí me interesa ahora no la planta, sino la palabra ‘coca’, y teniendo en cuenta que ésta procede, según los entendidos, del quechua 'kukka' o del aimara 'koka', parece lógico buscar su primer uso escrito en una obra relativa al Perú. Y así es, el nombre ‘coca’ aparece usado por vez primera en la Crónica del Perú (1553), de Pedro de Cieza de León, en cuyo capítulo XCVI podemos leer:

«Por todas las partes de las Indias que yo he andado, he notado que los indios naturales muestran gran deleitación en traer en la boca raíces, ramas o yerbas. Y así, en la comarca de la ciudad de Antiocha, algunos usan traer de una coca menuda [...]. En el Perú en todo él se usó y usa traer esta coca en la boca, y desde la mañana hasta que se van a dormir la traen, sin la echar della. Preguntando a algunos indios por qué causa traen siempre ocupada la boca con aquesta yerba (la cual no comen ni hacen más de traerla en los dientes), dicen que sienten poco la hambre y que se hallan en gran vigor y fuerza. Creo yo que algo lo debe de causar, aunque más me parece una costumbre aviciada y conveniente para semejante gente que estos indios son. En los Andes, desde Guamanga hasta la villa de Plata, se siembra esta coca, la cual da árboles pequeños y los labran y regalan mucho para que den la hoja que llaman coca, que es a manera de arrayán, y sécanla al sol, y después la ponen en unos cestos largos y angostos, que tendrá uno de ellos poco más de una arroba, y fue tan preciada esta coca o yerba en el Perú el año de 1548, 49 y 51 [...] porque valieron los repartimientos en estos años [...] a ochenta mil pesos de renta y a sesenta, y a cuarenta, y a veinte, y a más y a menos, todo por esta coca. [...] Algunos están en España ricos con lo que hubieron del valor desta coca, mercándola y tornándola a vender, y rescatándola en los tiangues o mercados a los indios.»

Cieza de León P. Parte primera de la chrónica del Perú.
Sevilla: Martín de Montesdoca, 1553.

Tres siglos después, en 1859, el químico alemán Albert Niemann describió en Gotinga el
alcaloide de la coca, que bautizó con el nombre de Kokain; y de esta palabra alemana –ya fuera por vía directa o bien a través del francés cocaïne–, procede nuestra ‘cocaína’.